La renovación de la «cédula de identidad y exclusión electoral»
MANCHA VICIOSA EN LA RENOVACIÓN DE LA «CÉDULA DE IDENTIDAD Y EXCLUSIÓN ELECTORAL»│ Escrito por Julio Ramírez, ciudadano.
El proceso de renovación y actualización del documento de porte personal reconocido como Cédula de Identidad y Eelectoral, ha sido un esfuerzo que conlleva la modernización de un registro ciudadano bastante seguro y completo en cuanto a una identidad firme y única para cada ciudadano dominicano, hecho que merece un reconocimiento indiscutido en medio del proceso de transparencia de identidades que demanda y acusa el ordenamiento informático de las sociedades modernas, siempre con el ojo puesto a lograr la fijación de mayores prestaciones en materia de ordenamiento social, intercambios culturales y desarrollo humano en general.
Es una pena dolorosa, sin embargo, que tan hermoso proceso, en nuestro país, arrastre enganchado propósitos tan feos como el de la malhadada exclusión de los derechos electorales dirigida a un par de centenares de miles de dominicanos castigados por haber nacidos hijos, nietos o bisnietos de ciudadanos haitianos contratados por El Estado Dominicano para trabajar en las tareas propias del cultivo e industrialización de la caña azucarera, desde hace cien años hasta los mismos días de hoy.
Todas las cédulas identificadas como portadoras de fotografías y nombres considerados «raros» que buscan ser renovadas y actualizadas, sometidos a un escrutamiento de excepción que terminará, sin dudas, en la negación de derechos, incluidos los derechos implicados en el libre ejercicio electoral, de elegir o de ser postulado y elegido constitucionalmente.
Pronto llegarán los gritos, sin embargo, pronto será muy tarde para corregir esos entuertos que condenarán nuestro proceso electoral a un deficit que afectarra fudamentalmente a electores contrarios a las medidas conculcatorias de derechos civiles que condenan casi exclusivamente a ciudadanos dominicanos haitianos-descendientes residentes, en su mayoría, en zonas de asentamientos rurales conocidos como bateyes.
Lo quiera Alah, que los partidos que más pudieran sentirse afectados por tal maldad asentada en la Sentencia 168-13 del Tribunal Constitucional, violadora de la Constitución, la moral, la ética y la consciencia jurídica de los fundamentos de El Estado Nacional, le salgan a tiempo a tal maldad que daña nuestra historia, nuestra conciencia de ciudadanía y nuestra propio sentido de responsabilidad jurídica entre naciones.
Esa malicia electoral puede estropear la credibilidad de un proceso que de otro modo habría de merecer un reconocimento neto, no obstante, esa mancha viciosa en el proceso de renovación de la Cédula de Identidad y Electoral, le modifica también e idefectiblemente, la condición de «Cédula de Identidad y Exclusión Electoral».