La aguda socióloga Rosario Espinal premiada como articulista de opinión

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Rosario Espina es socióloga y analista política. Profesora en Temple University, Filadelfia. Autora de los libros: “Autoritarismo y Democracia en la Política Dominicana” (1987) y “Democracia Epiléptica en la Sociedad del Clic” (2006). Coautora de los informes de cultura política dominicana del Barómetro de las Américas 2006, 2008, 2010 y 2012.

Santo Domingo, Rep. Dom. Merecidísimo el reconocimiento que recién ha otorgado la Fundación Corripio a la  socióloga y analista política  dominicana Rosario Espinal, por sus destacados aportes a la reflexión enjundiosa sobre  temas de interés para la vida nacional  a través de los medios de comunicación.   A Espinal se le distingue  como articulista de opinión, dentro de la categoría comunicación,  labor que desarrolla desde el 2004 con una entrega semanal en el periódico Hoy,   Acento.com.do y otros portales digitales.  Es  brillante su  capacidad de  argumentar y   generar dialogo, sus  sagaces escritos motivan a los lectores a abandonar su papel pasivo y convertirse en interlocutores.  Rosario  se vale de las  imágenes  más cotidianas para analizar con rigor la realidad.  Como buena maestra ( es profesora de sociología en Temple University, Filadelfia),  procura siempre de trascender la expresión del punto de vista personal o de la particularidad que motiva la reflexión para dejar una enseñanza con recorrido histórico incluido.

Hoy, el jurado seleccionador  anunció  el grupo de ganadores de la premiación que cada año auspicia la Fundación Corripio,  entre los que se encuentra Jorge Aguayo,  ( ciencias sociales y jurídica),   Ada Balcácer (arte) y Héctor Mateo (ciencias naturales y salud).

Felicidades esta gran mujer   comprometida con el respeto a  los derechos ciudadanos y las leyes,   que se ha hecho eco  con tanta  inteligencia y sensibilidad de la lucha de los dominicanos  afectados por la negación del acceso a sus documentos de identidad.    Desde Dominican@s por Derecho le  aplaudimos y agradecemos, y qué mejor manera de hacer que reproduciendo un interesante articulo en el que, una vez más, desmonta un arraigado mito mediático:

¡La Patria! ¿Cuál patria?

La República Dominicana es un país de patriotismo muy distorsionado. Juan Pablo Duarte, inspirador de la independencia, fue desterrado y murió en el exilio. El infortunio recayó también sobre sus principales acompañantes en la gesta independentista. A todos los eliminaron en nombre del bienestar de la patria.

Luego, Pedro Santana, Buenaventura Báez, Ulises Heureaux, Rafael Leonidas Trujillo y Joaquín Balaguer (todos tiranos o tiranitos) se erigieron en “guardianes” de la patria, incluso para anexarla.

En la Era de Trujillo, quienes hablaban de libertad iban al exilio o a la cárcel, y quienes luchaban por la libertad eran asesinados en nombre de la patria.

Después de 1975, Balaguer bajó la represión y amplió la corrupción y el clientelismo. Todavía vivimos en esa patria, donde ahora, para colmo, abunda la delincuencia de todo tipo que consigue más adeptos cada día.

Pero amamos esta patria, el barrio que nos vio crecer, el sol picante, o el mar azul retinto que se expande hasta el infinito. Como amantes de esta patria, muchas veces confundimos la gimnasia con la magnesia, y en eso andamos.

La Sentencia TC 168-13, emitida por el Tribunal Constitucional, desató lo peor de nuestra patria. De un plumazo, el Tribunal quiso eliminar todo derecho de nacionalidad a miles de seres humanos nacidos y criados en territorio dominicano, cuyo pecado es ser hijos de inmigrantes indocumentados.

Por ser pobres, negros y marginados, los que concibieron esa Sentencia creyeron que todos nos quedaríamos callados; y si alguna duda cabía, ahí estarían los “guardianes” de la patria para declarar traidor al que discrepara.

Que quede claro, el propósito de la Sentencia 168-13 fue ilegalizar a todos los nacidos en territorio dominicano hijos de inmigrantes indocumentados, aun tuvieran acta de nacimiento emitida por el propio Estado Dominicano; y la inmensa mayoría es de origen haitiano.

Como he escrito muchas veces, en República Dominicana hay una gran cantidad de inmigrantes indocumentados haitianos porque los gobiernos dominicanos permitieron su entrada para la explotación laboral en plantaciones de azúcar, arroz, café, guineo y plátanos, en la construcción de edificios, calles, túneles, elevados, y también, el Metro de Santo Domingo. De esa mano de obra barata se han beneficiado muchos empresarios y el gobierno sin mirar las consecuencias sociales problemáticas. Ahí está la raíz del problema.

La Ley 169-14 y su reglamento han hecho un poco de justicia ante la injusticia de la Sentencia 168-13, al reconocer la validez del registro civil de los descendientes de inmigrantes indocumentados nacidos en territorio dominicano que tenían acta de nacimiento, y abrir un mecanismo temporal para que los sin papeles nacidos aquí puedan registrarse como extranjeros y posteriormente solicitar la nacionalidad.

Pero los “guardianes” de la patria insisten en la fabulación. Dicen que vendrán autobuses llenos de haitianos a solicitar la nacionalidad dominicana, que llegó la fusión.

Nada de eso. La Ley 169-14 abre una ventanilla de 90 días para que los nacidos y criados en este país de padres indocumentados tengan la posibilidad de regularizar su estatus civil.

El riesgo de la Ley 169-14 no es la fusión de la isla, sino que muchos descendientes de inmigrantes indocumentados nacidos y criados en República Dominicana, no puedan registrarse en 90 días porque viven sumidos en la pobreza.

En esta disputa sobre la Sentencia 168-13, lo que ha quedado claro es que para los “guardianes” de la patria, el poder, los puestos, las papeletas y la política del miedo tienen supremacía sobre la patria de derechos. Así ha ocurrido siempre desde que desterraron a Juan Pablo Duarte, supuestamente, por ser un traidor de la patria.