Discurso de Juan Bolivar en Abrazos Solidarios

20En nombre del Comité de Solidaridad con los Desnacionalizados, el comunicador  propone  un pacto social y político para buscar una salida nacional a la situación creada por la Sentencia del Tribunal Constitucional, siempre sobre la base del respeto a la dignidad de las personas y el derecho a la nacionalidad dominicana a quienes nacieron en el país antes del 26 de Enero de 2010. 

Discurso en el Encuentro Abrazos Solidarios                             

A nombre del Comité de Solidaridad con las Personas Desnacionalizadas agradecemos la presencia de todas y todos ustedes, que han respondido a esta nuestra primera actividad masiva desde nuestra constitución el 5 de noviembre pasado.

 Este es un encuentro de reafirmación de nuestra condición humana, de militante solidaridad con hermanos que sufren discriminación y exclusión y de compromiso con la causa de la justicia. Un encuentro para darnos un abrazo solidario de dominicanos y entre dominicanos.

 Como hemos sostenido desde nuestra constitución este comité nació para promover encuentros y soluciones, no para excluir, descalificar, insultar o estigmatizar. Enfrentamos con entereza y dignidad el odio, la discriminación, la mentira y la manipulación de conciencias que estremecen el país.

Nuestra razón de ser es la solidaridad con quienes sufren el despojo de su nacionalidad, lo que les ha impedido realizarse como seres humanos. No hay palabras suficientes para describir el sufrimiento y la impotencia de miles de personas, en su mayoría jóvenes, a quienes se les ha negado la expedición de copias de sus actas de nacimiento y en consecuencia la cédula de identidad y el pasaporte, dejando sus vidas en suspenso.

Estamos aquí para proclamar la solidaridad con los hijos de aquellos inmigrantes de quienes Norberto James proclamó que:

Aún no se ha escrito
la historia de su congoja.
Su viejo dolor unido al nuestro.

No tuvieron tiempo
-de niños-
para asir entre sus dedos
los múltiples colores de las mariposas.
Atar en la mirada los paisajes del archipiélago.
Conocer el canto húmedo de los ríos.

No tuvieron tiempo de decir
-Esta tierra es nuestra.
Juntaremos colores.
Haremos bandera.
La defenderemos.

Cuando se produjo la ominosa sentencia 168-13 del Tribunal Constitucional proclamamos que a corto o mediano plazo serviría para poner fin al inhumano despojo que desde el 2007 venía ejecutando la Junta Central Electoral por simple decisión administrativa. Porque sacudiría las conciencias nacionales  y desataría un rechazo universal, ya que dejaría al desnudo la magnitud del genocidio civil que se venía ejecutando contra miles de dominicanos descendientes de inmigrantes.

Cada día son muchos más los dominicanos y dominicanas que hacen conciencia de la magnitud de esta injusticia y suman sus voces a quienes proclamamos con indignación que eso no se hace, que eso no lo podemos permitir, porque si se impone un despojo de esa magnitud, cualquier arbitrariedad contra el estado de derecho será ejecutada con absoluta impunidad.

Y en el exterior cada día es más indiscutible que una sola institución, organismo o gobierno no dará su aprobación a una ignominia de esta magnitud, que nos remite, aunque a duela decirlo, al nazi fascismo de comienzos del siglo pasado.

Por encima de una minoría escandalosa, estamos ganando la batalla de opinión pública nacional e internacional. Va quedando cada vez más evidente la miseria de quienes carecen de razón, de argumentación, de fundamento jurídico y de sentimiento humano. Por eso apelan al insulto, a la descalificación, al chantaje, la manipulación y la mentira. Y en vez de alentar la convivencia social y el debate democrático, piden la muerte de quienes defendemos principios y seres humanos.

Este comité proclama que nos mantendremos en pie de lucha hasta que implementemos “todas las medidas que sean necesarias para garantizar la seguridad jurídica y el pleno goce y respeto de los derechos de los descendientes de haitianos nacidos en la República Dominicana”, como se comprometió el gobierno dominicano en el protocolo de entendimiento que firmó con las autoridades de Haití gracias a la mediación de Venezuela. El hecho de que se haya denunciado el protocolo y paralizado el diálogo con las autoridades haitianas  no invalida ese reconocimiento que nosotros extendemos más allá de los de origen haitiano, a todos los descendientes de inmigrantes irregulares nacidos en el país, lo que incluye a múltiples nacionalidades, como los cocolos, chinos y árabes.

Hemos proclamado que la solución debe ser dominicana y entre los dominicanos, porque se trata de un grave problema de nuestra sociedad y que afecta a dominicanos.

Pero eso no significa que no valoremos la enorme solidaridad que se viene expresando a nivel internacional. Mucho menos que pretendamos justificar la violación de derechos fundamentales a nombre de una soberanía trasnochada. Sí, trasnochada porque la soberanía está limitada por tratados internacionales, ya no solo para garantizar los derechos humanos fundamentales, sino también en los ámbitos del comercio, de la propiedad intelectual, del medo ambiente o de las telecomunicaciones.

Queremos referirnos específicamente a la visita de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos que tiene efecto en estos días. Hemos dado la bienvenido a la Comisión porque  junto con  la Corte Interamericana de Derechos Humanos, son organismos fundamentales del sistema interamericano, constituidos en virtud de la Convención Americana de Derechos Humanos, ratificada debidamente por el Estado Dominicano. Porque  son instancias que forman parte del bloque de constitucionalidad dominicano en materia  de derechos humanos, tan legítimas como el Tribunal Constitucional. Y además la Corte Interamericana es la instancia superior de nuestro ordenamiento jurídico en materia de derechos humanos.

Preferimos que se haga justicia a los dominicanos descendientes de inmigrantes excluidos mediante un pacto nacional que a nuestro juicio tiene que partir de la iniciativa del presidente de la República, licenciado Danilo Medina y de las máximas instancias de su partido, que controla todos los poderes estatales.

Lo preferimos porque es el camino más corto y de menor costo para la nación dominicana, sometida al escarnio internacional. Porque la prolongación del escándalo tendrá un costo cada día mayor para la imagen de nuestro país , con posibles repercusiones en organismos internacionales, en nuestras relaciones comerciales, en el flujo turístico y hasta en la condición del millón y medio de dominicanos y dominicanas que nuestras miserias y limitaciones convirtieron en emigrantes.

Pero si las autoridades nacionales se dejan chantajear por el machismo-soberanísta y la minoría ultra nacionalista, no titubearemos en respaldar a los que ya han iniciado procesos en demanda de justicia ante la Comisión y la Corte Interamericanas de Derechos Humanos. Son nuestra última instancia y la agotaremos

Por todas esas razones el Comité de Solidaridad con las Personas Desnacionalizadas, propone a la sociedad dominicana un Pacto social y político que solucione el drama de la desnacionalización, cuyo texto está en circulación para la firma de todos los asistentes a este encuentro, y que se concreta de la forma siguiente:

Nosotros y nosotras, reunidos en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) para dar un Abrazo Solidario a los miles de dominicanos y dominicanas afectados por la sentencia  168-13 del Tribunal Constitucional (TC), proponemos a las autoridades y al liderazgo nacional la celebración de un pacto que permita dar una solución  dominicana, definitiva y respetuosa de los derechos humanos y la institucionalidad democrática.

La solución definitiva implica necesariamente la preservación plena de los derechos de todos los afectados, considerando el artículo 15, inciso 1 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos que reza “Toda persona tiene derecho a una nacionalidad” y el inciso 2 que plantea: “a nadie se privará arbitrariamente de su nacionalidad ni del derecho a cambiar de nacionalidad”.

            Entendemos que la discusión de un pacto que resuelva con prontitud el drama humano y la tensión internacional que las medidas de Junta Central Electoral (JCE) y el TC han generado podría partir del numeral 2 del artículo 18 de la Constitución del 26 de enero del 2010, el cual reconoce la ciudadanía a “quienes gocen de la nacionalidad dominicana antes de la entrada en vigencia de esta” Carta Magna, así como del artículo 110 del mismo documento fundamental, que ratifica el principio jurídico de la no retroactividad de la ley: “En ningún caso los poderes públicos o la ley podrán afectar la seguridad jurídica derivada de situaciones establecidas conforme a una legislación anterior”.

 Importantes líderes sociales, políticos, congresistas, religiosos,  empresariales y de la sociedad civil, así como expertos constitucionalistas han expresado sus preocupaciones y su disposición a buscar una solución concertada en el marco del respeto de los derechos humanos y el orden institucional.

            Consideramos que el enorme rechazo nacional e internacional a la sentencia ha creado una situación de graves incertidumbres que ya empiezan a afectar la imagen del país, que a nombre de la soberanía no puede ignorar sus compromisos con el sistema jurídico internacional al que pertenece, ni la sensibilidad universal en materia de derechos tan fundamentales como el de la nacionalidad. Las autoridades están en el deber de evitar mayores daños que pudieran derivarse de las denuncias a que está sometido el Estado dominicano.

            Nosotros y nosotras, los firmantes de este documento, estamos seguros de que la solución dominicana al conflicto evitará que los legítimos reclamos de justicia de los afectados llegue a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, y a una muy probable condena al Estado, dada la jurisprudencia sentada en su dictamen del 2005 sobre la instancia de las niñas Yean y Bosico. Creemos que no habrá solución sin reconocer del derecho de las decenas de miles de descendientes de extranjeros que durante décadas fueron registrados como dominicanos.

            Confiamos en que la superación de este conflicto que ha dividido profundamente a la sociedad dominicana permitirá centrar la atención en la implementación del  “Plan Nacional de Regularización de Extranjeros en Situación Migratoria Irregular”, postergado durante varios años. El mismo contempla las medidas fundamentales para iniciar el control de la desorganizada y desproporcionada inmigración.

            Hoy, mientras compartimos nuestro Abrazo Solidario y nuestra irrenunciable disposición de acompañamiento con los hermanos y las hermanas desnacionalizados/as, levantamos con optimismo esta propuesta de pacto por la armonía social, la institucionalidad, la autodeterminación y el respeto a los derechos de todas las personas afectadas.

            Permítanme concluir volviendo a Norberto James y su homenaje a los inmigrantes, cuya descendencia en el país es motivo de este inmenso abrazo solidario que nos damos hoy y aquí:

Vengo a escribir vuestros nombres
junto al de los sencillos.
Ofrendaros
esta patria mía y vuestra
porque os la ganáis.
junto a nosotros
en la brega diaria
por el pan y la paz.
Por la luz y el amor.
Porque cada día que pasa
cada día que cae
sobre vuestra fatigada sal de obreros construimos

la luz que nos deseáis.
Aseguramos
la posibilidad del canto
para todos.

 Santo Domingo, jueves 5 de diciembre del 2013

Aula Magna Universidad Autónoma de Santo Domingo