Tener documentos como acta de nacimiento y cédula puede ser la diferencia para que un bateyero/a viva en condiciones más dignas

DiferenciaMaribel Núñez/Colaboración especial

Publicado en Acento.com.do

Tener documentos como acta de nacimiento y cédula puede ser la diferencia entre ir a defecar en una letrina común para 10 viviendas en un barracón de los que construía en CEA o tener una casita de madera techada de zinc. Una casita para una sola familia y construir un sanitario dentro de la casa, para poder hacer ese acto tan íntimo y necesario un poco más digno, muy a pesar de que el agua hay que ir a cargarla desde el lejano río, o juntarla desde el zinc de la casa lo días de lluvias que cada día son menos.

Tener acta de nacimiento puede ser la diferencia entre vivir como analfabeta o poder leer, aunque se sea analfabeta funcional.

Tener acta de nacimiento puede ser la diferencia para que un niño y niña puedan ir a la escuela y trascender el octavo curso, poder tener el derecho de participar de los exámenes de la Prueba Nacionales y poder iniciar el 1ero. de bachillerato.

Tener acta de nacimiento y cédula puede ser la diferencia para que un hijo e hija de un cañero y cañera pueda llegar a la universidad para graduarse de médico o profesora, o lo que se quiera, y contribuir en conocimiento y económicamente para que la familia viva en más dignidad, para que Papá y Mamá vivan su vejez más digna.

Tener acta de nacimiento y cédula puede ser la diferencia para poder trabajar en condiciones más dignas.

Tener cédula puede ser la diferencia entre quedarse varado o varada en el Batey o poder salir del Batey y llegar a la capital sin temor a que lo monten en la “camiona” de Migración y deportarlo a Haití, un país que es el de sus Padres pero que no, del del nacido en RD, ya que no lo conocen y no hablan si quiera la lengua Creole.

Tener cédula, ya salida del Batey y en la Capital, para una mujer puede ser la diferencia de poder trabajar en una casa de “familia” y ganar un dinerito para llevar una “compra” y “cuarto” los 30 de cada mes a la madre enferma, que junto a su Padre vino de Haití en el 1954 a cortar caña.

Tener cédula, puede ser la diferencia entre poder tener una entradita de dinero más digna, la que pueda ayudar a que el Padre o la Madre a la hora en que inicia la partida de éste plano no vaya muriendo tendido en una sábana en la “galería” de la casita humilde en donde vive sin la más mínimas condiciones de higiene, sin agua potable, sin energía eléctrica, sin instalaciones sanitarias, sin… sin… sin… sin medicinas, sin atenciones hospitalarias en dignidad y acorde a lo necesario para buscar la salud del cuerpo y el propio espíritu.

Las fotos pueden ser más elocuente que cualquier palabras:

 

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