La historia de Martha y sus viajes a la JCE: «Estoy aquí porque no quiero que a mis hijos les pase lo mismo»

Por Clara Morel │ Dominican@s por Derecho

Martha Sena junto a sus hijos Alicia y Anthony

Martha Sena, del Batey Alemán de San Pedro de Macorís, junto a sus hijos Alicia y Anthony

Martha Sena Wilson sabe de memoria el camino a la oficialía de San Pedro de Macorís, ha visitado tanto el recinto de la Junta Central Electoral  que podría llegar con los ojos cerrados.  Un aire épico acompaña las expresiones que utiliza para describir los repetidos intentos de obtener una copia legalizada de su acta de nacimiento, tiene años “dando viajes”,  “luchando”, “fajada”.

No hay una pizca de exageración en lo antes dicho, la de Martha ha sido una tarea titánica, en la que no ha valido el lazo que la une a la tierra que la vio nacer, el peso de la razón, el respaldo de la constitución, ni la promulgación de una ley especial, la 169-14, para que el Estado dominicano por fin le entregue los documentos que acreditan su nacionalidad.

Avanza a paso de tortuga la auditoría que podría “liberar” el acta de nacimiento  Martha y de otros 60 mil dominicanos cuyos padres estaban en situación migratoria irregular al momento de declararlos, paso previo, de acuerdo a la interpretación que de la ley 169-14 ha hecho la instancia encargada del Registro Civil en República Dominicana, para hacer efectiva la validación y devolución de los documentos que plantea la nueva norma legal. Apenas mil 400 expedientes se han auditado hasta el momento.

“No puedo trabajar; No puedo comprar y aparecer como propietaria de lo mío; No puedo estudiar, no puedo declarar a mis hijos” se lamenta  Martha con los ojos mojados de impotencia. Este año hace un esfuerzo particular por resolver su problema: “Ya mi hijo mayor me pregunta por qué él no tiene acta de nacimiento. Estoy aquí porque no quiero que a ellos pasen lo que pasé yo”, habla de Anthony y Alicia Rijo Sena de 11 y 8 años, respectivamente. Esta madre tiene que hacer malabares para que sus pequeños, que cursan el cuatro y sexto de primaria,  puedan recibir docencia.

Tal como apunta la socióloga Allison Petroziello en su investigación sobre género y apatridia en Bateyes de República Dominicana, en el país la responsabilidad de registrar legalmente a los hijos tradicionalmente recae sobre los hombros de la madre, de ahí que el limbo jurídico en el que viven mujeres bateyeras afecta de manera directa a miles de niños y adolescentes.

La carga es pesada pero a Martha no la detienen las contradicciones de la Junta.  De  su natal San Pedro la envía a la «capital».  Este martes, llegó a la sede central del organismo electoral, junto a otras 70 personas en su situación, con la esperanza de recibir lo que hace años les corresponde. Les acompañaban líderes del Movimiento de Mujeres Dominico-Haitina,  Reconoci.do y MOSCTHA.  La iniciativa busca conocer la situación real de los afectados que no reciben respuestas  en sus provincias a pesar de que, en teoría, la solicitud de documentos puede hacerse desde cualquier sede de la JCE.

El grupo abordó a  Roberto Rosario, presidente de la JCE,  a la entrada del edificio. Con mucha calma, el funcionario trató de explicar los procedimientos que el personal de las oficialías desconoce y que el pleno no se decide a poner sobre papel en una resolución administrativa que deje saber a los afectados qué deben esperar. “Yo daré todos los viajes que sean necesarios” es la respuesta de Martha a la parsimonia de un funcionario que no tiene prisa en cumplir la ley.